
El mayor problema para un ícono cuando se separa de su banda es verdaderamente dejarla. No caer en la tentación del aplauso fácil, del hit ya hecho, que mucho alegra pero nada nuevo aporta. Aunque si hay un artista que puede (y pudo) escaparle a ese estancamiento es Noel Gallagher. No necesariamente por ayuda de su público, que le pide a cada rato que se amigue con su hermano, que toque un hit de Oasis, de esos que nos cambiaron la vida; sino por el solo hecho de ser prolífico, de aburrirse totalmente de lo viejo e incurrir en nuevas etapas.
Sus discos solistas son grandes pruebas de una independencia creativa, de una visión única de cómo la música debe componerse y ser abordada. Y eso se plasma en los shows en vivo, aunque a lo lejos se ve que Oasis siempre está presente (Oasis, en gran medida, es Noel, por lo que eso tampoco sorprende). El show que dió en el Luna Park este 16 de marzo en el marco de la gira presentación de “Chasing Yesterday” (que fue promocionada como un Sideshow del Lollapalooza 2016, del que Gallagher también participará), nos deja ver a un Noel expuesto, sentido y totalmente consolidado en su carrera solista.
El set arrancó fijado en su material solista, con “Everybody’s On The Run” primero, abriendo lista igual que la de su primer disco. Luego pasó por “Lock All The Doors” (mejor tema de Chasing Yesterday en mi humilde opinión) e “In The Heat Of The Moment", primer single del álbum que vino a presentar, donde pidió a la gente del campo que cuidara de los que pudieran sentirse mal en la valla y avisen a seguridad para que los atienda porque “no quiero que nadie se lastime antes de que compren una remera”, dicho con una ironía típicamente inglesa.
Ya al cuarto tema fue turno de la primera canción de Oasis de la noche: Fade Away, con Noel en guitarra acústica y sin la rabia característica del tema, pero con una cierta dulzura y manteniendo el espíritu joven que tenían sus canciones de esa época. Gallagher tiene un apego especial a todo el material de “The Masterplan” y otros viejos lados B, algo que mostró en todo el show, usando 6 temas de una lista de casi 20.
Después siguió con sus canciones solistas: “Riverman”, “The Death Of You And Me” y “You Know We Can’t Go Back”, el último dedicado a todos los fans de Oasis, otra gentil ironía del jefe para repetirnos por milésima vez que no quiere volver con su antigua banda.
“Champagne Supernova” (primer hit de Oasis de la noche) y “Sad Song” siguieron. Ambas modificadas para quedar más cómodas: la primera en una tonalidad más baja y la última un poco más acelerada que su versión original, sumando la sección de vientos que lo acompañó en su segundo disco. En estos momentos ya logro ver cómo la reunión de los Gallagher y secuaces no tiene por qué ocurrir. Los High Flying Birds son una banda increíble, muy ajustada y propia para la nueva faceta de carrera de Noel. Tan bien están que llegan al punto de apropiarse de estas canciones.
“If I Had A Gun”, rotundo éxito de su debut solista, vino después y lo siguió “D’yer want to be a Spaceman?”, notando el gran contraste entre el jovencito de “Definitively Maybe” y el solista de ahora. A Noel no se le nota tanto el paso del tiempo, pero si la experiencia. Dice las cosas de forma distinta, sus letras evolucionaron junto con él al punto de convertir a un letrista maravilloso en alguien trascendente, quizás por encima de cualquiera de sus pares y de aquellos que vinieron después de él.
Antes de empezar con “The Mexican”, el público empezó a pedirle que toque “Live Forever”. Yo esperaba la negativa clásica, y la tuve, pero con una sorpresa. “No hago esa. No suena bien cuando la canto yo”, dijo Noel, y luego siguió: “¿La quieren cantar ustedes?” Y con la gente de frontman tocó una parte del clásico de Oasis. Un momento hermoso en su conexión con los fans que estábamos ahi. Luego, por fin hizo “The Mexican” con la impronta de una banda de garage, pero con clase, con estilo. Pasó después por “The Dying Of The Light” y “Digsy’s Dinner”, para cerrar la “lista oficial” de este show con “The Masterplan”.
Pasaron dos minutos y llegaron los bises. “Listen Up” para empezar y luego pegó “Wonderwall”, con un estadio que se colapsaba ante su canción más famosa. Metió también “A.K.A…What A Life!” antes del último tema. Lo que se puede ver en él también es esta dicotomía, casi ciclotimia entre su rol de frontman y el rol de guitarra líder que tenía en Oasis. Así como cambia de guitarra con cada canción, Noel también va de un rol al otro cuando le place, un capricho apto para pocos como él.
“Don’t Look Back In Anger” cerró una noche que quedó grabada a fuego (al menos para mí). “The Chief” es un título que le calza perfecto, más que nada analizando a Noel en perspectiva. ¿Es un cantante increíble? Quizás no del todo para algunos ¿Es un virtuoso guitarrista? Tampoco, pero sabe claramente cómo hacerla llorar o gritar en los momentos justos. ¿Es un gran frontman? Es más bien un guitarrista frente al micrófono, pero siempre fue así y el puesto le queda perfecto, tanto que no se lo puede imaginar distinto. Lo que sí tiene es un talento enorme, capaz de generar una energía que tenga a miles de personas enamoradas desde la primera hasta la última nota. “The Chief” no pierde su puesto, al contrario, es un Dios del rock en planta permanente, un ícono convertido en leyenda.
TXT: Alan Mealla